
Breve relación de la crónica
Podemos considerar a la crónica, de manera general, como el registro y relación de los hechos y acontecimientos más relevantes en un tiempo -incluyendo el presente- y en un lugar determinado, para conservarlos, difundirlos en su momento y transmitirlos a la posteridad, considerando su relevancia en función del impacto social y la trascendencia que tuvieren. Pero también son dignos de registrar los sucesos cotidianos, tradiciones, costumbres y actuaciones de personas que son característicos de la sociedad en la cual se generan, realizan y desenvuelven, ya sea de tiempos pasados o contemporáneos.
El nombre de crónica deriva del griego chrónos, tiempo.
La práctica de este género histórico es muy antigua y data de varios siglos atrás, por lo que sus características han ido variando con el tiempo. Podemos mencionar algunos casos más conocidos.
La Biblia incluye dos libros de Crónicas destinados a narrar los sucesos de los antiguos reinos de Israel y de Judá y que se escribieron hace 2 300 años. De la época medieval datan varias crónicas de los reinos, como las relativas a los reinos españoles de León, Castilla y Aragón. La más conocida es la Crónica de Alfonso X, el Sabio, considerada la primera historia general de España.
Durante el descubrimiento, conquista y colonización de América, surgieron varias crónicas escritas por los protagonistas de los hechos, como Bartolomé de Las Casas, quien terminó siendo obispo de Chiapas, o Bernal Díaz del Castillo, soldado que participó en la conquista de México-Tenochtitlán.
Poco después (1571) el rey Felipe II creó el cargo oficial de Cronista Real de Indias, para escribir la historia de los territorios americanos pertenecientes a la monarquía hispánica. En los objetivos de su tarea se incluía la descripción geográfica, física y humana, por lo que en conjunto con la parte histórica, se pretendía tener una imagen global de dichos territorios. Destacan por su labor los cronistas Juan López de Velasco, Gil González Dávila, Antonio de Solís y Juan Bautista Muñoz.
Para el caso del virreinato de la Nueva España, destacaron los cronistas indígenas, como Hernando Alvarado Tezozómoc, autor de la Crónica Mexicana, y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, quien escribió la crónica del pueblo acolhua, con capital en Texcoco, cuyo rey más conocido es Nezahualcóyotl.
Del siglo XVI data la crónica conocida como La Relación de Michoacán, escrita por el fraile franciscano Jerónimo de Alcalá, para contar la historia y las costumbres del antiguo reino de Michoacán, basándose en testimonios de los principales indígenas.
No obstante, las crónicas más famosas de esta época colonial son las de los frailes que narran la historia de sus respectivas órdenes religiosas, donde destacan la evangelización, la construcción de iglesias y conventos, personajes y prelados principales, etcétera, y que constituyen una fuente histórica muy importante y de permanente consulta hasta la actualidad. Para el caso de Michoacán son de rigurosa mención las crónicas de los franciscanos La Rea, Espinosa y Beaumont y las de los agustinos Basalenque y Matías de Escobar.
En el siglo XIX, la crónica en México se vuelve literaria y se avoca también al costumbrismo, por lo que abarca un espectro social más amplio que en las épocas anteriores. La crónica se publica no solo en libros sino en los periódicos. La practican literatos, políticos y periodistas, como Manuel Payno, Guillermo Prieto, Ignacio Manuel Altamirano y Luis González Obregón, autor del conocido libro Las Calles de México.
Continuador de los anteriores es Artemio de Valle-Arizpe, muy popular por la historia de La Güera Rodríguez, entre otras obras.
En el siglo XX hay que mencionar a Salvador Novo, quien tuvo el nombramiento de cronista de la ciudad de México. Novo aprovechó el medio televisivo para difundir la crónica, apareciendo periódicamente en la pantalla chica que desde mediados del siglo llegó para quedarse en los hogares mexicanos.
En el prólogo hace un exhorto “a dar voz a los sectores tradicionalmente proscritos y silenciados, las minorías y mayorías de toda índole que no encuentran cabida o representatividad en los medios masivos”. A Monsiváis le tocó vivir la transformación del país caracterizada por la explosión demográfica y el crecimiento de las ciudades, con toda la problemática inherente, por lo que opina: “Hay un nuevo país que se empieza a cronicar y documentar: el México de masas y desempleo, de frustración y esperanzas bajo la tierra. Todo está por escribirse, grabarse, registrarse. Entender, desplegar, reportear este nuevo país es primordial para el periodismo escrito, televisivo, fílmico y radiofónico”.
En los últimos años, a las características tradicionales de la crónica se le ha agregado la de contribuir a la identidad colectiva y fomentar el orgullo de pertenencia, en oposición a la creciente globalización mundial.
En 1985, el presidente de la República Miguel de la Madrid nombró a Guillermo Tovar de Teresa cronista de la ciudad de México, quien pronto fue de la idea de que un solo cronista para una metrópoli tan grande era inoperante por lo que solicitó la creación de un Consejo que se conformara por varias personas que acometieran la crónica colectiva del Distrito Federal de acuerdo a las delegaciones que lo integran.
Así, por decreto presidencial, el 18 de febrero de 1987 se creó el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México. Pero en 2007, dicho Consejo se separó del Gobierno del D. F. y se constituyó en Asociación Civil, bajo la presidencia del propio Tovar de Teresa e integrado por 85 personas, consideradas como lo más granado de la intelectualidad de la ciudad de México. Esta asociación la preside actualmente Román Sánchez Fernández.
Por otro lado se encuentran los cronistas locales de cada barrio y colonia que integran la Asociación de Cronistas del Distrito Federal y Zonas Conurbadas, también Asociación Civil, creada en 1990 y que actualmente tiene más de 40 miembros, de las distintas delegaciones y especialistas en diversos temas. Destaca en la labor de difusión Ángeles González Gamio, quien tiene un programa en el Canal 11 del IPN, denominado Crónicas y relatos de México, de media hora de duración y el cual puede verse también en internet a través de You Tube. Actualmente suman más de 40 emisiones, entre cuyos temas se encuentran: Edificios emblemáticos, Plazas, Museos, Palacios, Cantinas y cafés, Negocios de Tradición, Barrios, Colonias, etc.
Por lo que toca a Morelia hay que mencionar a Mariano de Jesús Torres (1838 – 1921), abogado, escritor y periodista, quien publicó numerosas notas que bien entran en el género de la crónica, además de un Diccionario Histórico, Biográfico, Bibliográfico, Geográfico, Estadístico, Zoológico, Botánico y Mineralógico de Michoacán, en tres tomos, donde muchas de las entradas son de carácter cronístico. El Diccionario..., ha sido una obra de obligada consulta para la historia de Michoacán en el Porfiriato.
Los últimos cronistas de Morelia han sido el poeta y escritor Carlos Arenas García y el Doctor Xavier Tavera Alfaro. Este último publicó, Morelia en la República Restaurada, en dos tomos, y Morelia durante el Porfiriato. Vida Cotidiana, también en dos tomos, obras que aparecieron con el sello editorial de las instituciones donde laboraba.
En el año de 2002, con la creación del Consejo de la Crónica de la Ciudad de Morelia, a los tradicionales cronistas se agregó el cargo de Cronista Fotográfico.
Finalmente en 2016 se ha conformado el Consejo de la Crónica del Municipio de Morelia, en respuesta a la iniciativa del H. Ayuntamiento y al Reglamento expedido para su regulación y funcionamiento, en cuyo Artículo 4 establece que dicho Consejo “tiene por objeto conservar, promover, investigar y difundir el acervo histórico y cultural del municipio, así como realizar estudios e investigaciones sobre las distintas etapas históricas, culturales, arquitectónicas, sociales y políticas que hayan sucedido a lo largo de la historia, cuya trascendencia haya tenido un impacto social para su estudio, difusión y registro.”
De igual manera estipula que el consejo será integrado por:
- El Presidente Municipal;
- El Secretario del Ayuntamiento;
- Tres cronistas;
- Tres cronistas fotográficos;
- Tres cronistas audiovisuales; y,
- Un Regidor integrante de la Comisión de Educación Pública, Cultura y Turismo.
De tal manera, se concibe que se garantiza el buen funcionamiento del Consejo, acorde a las necesidades de los tiempos actuales y aprovechando la disponibilidad de los modernos recursos técnicos y así cumplir satisfactoriamente con los objetivos planteados de la crónica municipal.